lunes, 12 de julio de 2010

¿Por qué esas palabras rondan en su cabeza de una forma que ya se hace insoportable, imposible concentrarse en otra cosa diferente a esa melodía? Es demasiado díficil tratar de olvidar. Olvidar su tacto, su sensibilidad, su sentir. Tan normal, tan perfecto. Tan dulce como la miel y tan dura como la piedra. Ella no entiende cómo lleguó a este punto. Ella no es así, ¿o no? 
El mundo tiene razón, tal vez siga siendo una nena. Con sus dos colitas, con el amor de mamá aferrado al pecho, con el peluche, y todo un mundo por explorar. Un mundo feliz, bondadoso, donde nadie te niega nada, donde nadie te lastima, donde nadie se aburre, donde no hay obligaciones. Un mundo perfecto. Esos juegos inocentes que protejen a esa nena, se van desvaneciendo con el tiempo. La imaginación no sigue siendo la misma, y de a poco ella empieza a bajar de esa realidad "infantil". Esa realidad, ¿no la extraña? Cuando lo único que la enojaba, era que no nos dieran algo, o lastimarse físicamente. Emocionalmente era indestructible o casi. Lo ocultaba muy bien. Detrás de esos juegos "infantiles". Ella extraña esa realidad, donde jugar era lo único y la imaginación no tenía límites. Y ahora quiere la capacidad de volver atrás, de poder volver soñar con esos monstruos, con esos peluches que te hablan, con ese mundo perfecto. Pero lo único que piensa es en obligaciones, obligaciones, obligaciones. Tiene que ser así. Ella está lastimada, y no son las mismas razones que cuando era chica. No entiende, donde está esa nena, donde está lo que era de ella. Ella no la encuentra, ¿dónde está?, por favor ayúdeme, encuéntrela, la quiero conmigo. Va a ser una tarea difícil, tal vez sin resolución, pero lo intentará. Está dispuesta, porque quiere volver a descubrir, quién era, quién es, quién será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario