jueves, 28 de octubre de 2010

Los métodos lo son todo

Les cuento, debido a las situaciones que estoy pasando actualmente, hoy me encontré angustiada, triste. Debido a cuestiones que claro, ustedes no tienen ganas de escuchar (no pretendan interés,  salvo que sean chusmas). Bueno, básicamente todo recae en mi decisión.
Volviendo al tema, estaba mal. Entonces me puse a pensar las opciones para estar mejor:
Muchas personas cuando están mal se vacían la heladera (salado, dulce, agridulce, lo que venga), la tan famosa: angustia oral. Que claro después terminás rodando o con varios kilitos de más, ¿viste? No es la más recomendable pero bueno, somos golosos o por lo menos yo soy una de ellas. Pero hoy no podía elegir esta opción porque el pintorcito tenía que terminar de pintar el comedor, patio, cocina y baño (tengo suerte eh!) por lo que si iba a la heladera (la cual está practicamente cubierta de polvo) y devoraba todo lo que había, no solo el chico me iba a ver con una cara de "esta mina está loca", sino que tal vez podía llegar a insinuar que estaba mal, o simplemente podría haber pensado que tenía los cuatro estómagos de una vaca. Bue, cuestión frustó la opción más deliciosa de acabar mi angustia temporalmente, porque viste que después de que te acabás todo lo de la heladera, seguís mal y ahí ves que comiste y a donde va a parar y entonces te arrepentís, pero bue, qué vas a hacer total ya lo comiste. 
Otras tantas personas, duermen pensando (más bien rogando) que al despertarse va a desaparecer el problema. No sé que piensan, o sea, el sueño después no te lo acordás, lo cual es exactamente lo mismo porque terminás en el mismo estado que antes de dormir apenas pienses en el tema (lo que tenés un 99,9% de posibilidades de pensar en eso).  Salvo que sea un sueño muy psicodélico ( y te lo acuerdo obvio), cosa que estés como una hora tratando de identificar de donde pueden salir todos esos efectos para terminar diciendo que tu cerebro o consumió lsd mientras vos no te dabas cuenta o claramente las neuronas no hacen sinapsis, vas a estar en el mismo estado de angustia que antes de dormir. Bue, entonces a pesar del escepticismo probé la idea, total, unas horitas de sueño no me venían mal y mi otra opción, bue, no la podía elegir. Y bue, confirmé que no hizo un carajo. Seguí igual de mal. Y para colmo no pude disfrutar del sueño psicodélico porque no me acordé de nada. O sea, 0 de 2.
Y otras tantas personas eligen la opción de escuchar canciones mucho más melancólicas que el estado actual.  Con esta sabemos terminás sino peor, para internarte. Porque con esto terminás viendo, no solo lo mal que te hace el tema en particular, sino que básicamente tu vida no es la clásica vida perfecta. Terminás de ver todos los errores, y adiviná, eso te pone peor, claro. Porque la clásica madre que hay que hacer todo a su modo, el padre despreocupado, los amigos que no te escuchan, los trabajos, el estudio, los vecinos, en total y tratando de hacer un balance favorable, tu vida es miserable. Aguantás como podés, trantando de evitar estas reflexiones, pero total estás mal un poco más de angustia no pasa nada. Ahora no me pregunten por qué  miércoles escuchamos canciones depresivas porque nunca entendí, o sea, es para descargar el llanto ¿o qué? ¿Qué es lo agradable de escuchar canciones que te pongan más triste? ¡Es una actitud mazoquista! Miremos la situación, terminás llorando como un nene en tu habitación escuchando alguna canción de Luis Miguel o alguno de esos que cantan baladas tristes, deseando que tus problemas  se terminen y que la vida se transforme mágicamente en la que querés cuando termine la canción. Y mientras ves que la canción está por terminar y tus cosas no se solucionan, y todo lo que no tenés vas a seguir sin tenerlo salvo que muevas un poquito las cachas, seguís llorando como si fuera a solucionar algo eso. Pero seamos realistas, el problema/situación va a seguir ahí cuando termine la cancioncita que ahora te hace llorar. Lo único rescatable es que bueno, si llegás a encontrar una canción referida a tu situación, no te sentís solo porque, tal vez, el cantante también se sintió así. O no, tal vez es solo música comercial. 
Y bueno, las otras dos opciones no me sirvieron, total probar no le hace daño a nadie. Entonces me encontré llorando en mi habitación mientras mis gatas me miraban con una cara de "esta mina está para internar", para terminar como una tonta riéndome de mí misma, porque alguien me encontró llorando sola en mi habitación, cantando como perro a la luna una canción más triste todavía. Y  en ese momento me doy cuenta que todas las opciones no me sirvieron para nada, porque seguí igual de mal apenas me preguntó que me pasaba. Entonces, terminé por concluir que nada de lo que hice sirvió. Pero no me siento tan mal, porque sé que allá afuera, tal vez haya alguien que haya intentado lo mismo que yo y se esté riendo de sí mismo, porque terminó patéticamente cantando algo que nunca en su vida pensó cantar lo que ahora canta llorando. Y bue, qué se le va a hacer, el ser humano tiene métodos raros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario