viernes, 15 de octubre de 2010

Sin principio ni fin


Muchas cosas pasan por mi mente en este instante. Lamentablemente la prioridad de los asuntos no es la que quiero, no es la que debería ser. 
No me quiero alarmar, pero es como si no fuera sangre la que recorre mi cuerpo, sino emociones, la materialización de ellas. Me hacen doler cada centímetro de mi cuerpo, de mi alma. No debería ser así. No debería sentir tan pasionalmente la tristeza, el enojo. No debería, pero cuando se trata de estos temas, el "debería" no existe. Nada es estático, nada es convencional, todo es instintivo. Pero ya no confío en mis instintos. Mis instintos me traicionan la mayoría de las veces. Me causaron muchos problemas, pero no quiero detenerme en eso sino en lo que ahora perturba mi mente, en lo que causa que estos sentimientos tan confusos se apoderen de mi razón.
Difícil es amar a alguien y difícil es no sentirse perturbado por sus actitudes. Ahora lo que es más difícil es aceptar que esa persona es tu mayor prioridad pero sus actitudes demuestran que vos no sos la suya. 
Una parte de mí dice "claramente no sos su prioridad". Y la otra cotradice, "él te ama de una manera inexplicable, es cuestión de madurez, esperalo".
Es difícil tener una relación con alguien. Pero que es lo que pasa cuando una hace todo lo posible para llevar adelante esa relación, y el otro no responde de la misma manera. "No, no responde de la misma manera, porque no se da cuenta, él cree que es lo correcto" explica una parte de mí. Ahora la otra parte está harta de estas actitudes y cree que tengo que decirle las cosas, aclararlas, hacerle saber lo que me molesta. Pero cuán difícil se puede tornar la tarea cuando el que está enfrente mío es la mismísima persona de la cuál estoy enamorada. No puedo hacerle daño, no puedo decirle esas cosas, porque en el mismo instante en que lo miro, sé que no vale la pena enojarme, ya pasó, no es importante. 
Pero recaigo en la misma situación y ahí vuelvo a pensar, "¿cuándo vas a madurar?, ¿cuándo vas a ver que me lastimás haciendo eso?, ¿es que no me conocés, que no podés ver cómo te estoy diciendo que me lastimás?" 
Entonces opiniones ajenas entran en mi mente tornandose propias.
Algunos dicen: "dejalo, tenés que esperarlo, no sabe estar con alguien, no podés esperar que sea todo bueno desde el comienzo". Yo no espero eso, pero me hace preguntarme si es que es así ahora entonces cómo va a ser después.
Otros dicen: "no tenés que dejarlo pasar, decile, tiene que saberlo, aprender". Cuando escucho esto pienso en que lo debería hacer, me decido por eso, pero en el mismo instante en que me decidí pienso en él, en su carita de nene, y lo bien que me hace. Y vuelvo a desistir. 
Parece un círculo vicioso, sin principio ni fin. La posiblidad de amar de una manera tan pasional que me lastime me molesta y me enoja. Me molesta ser tan emotiva. 
Yo sé que me ama, pero su afán de divertirse, sus ganas de salir le ganan a las de tratar de estar bien conmigo. Él no se da cuenta, para él es lo correcto. Para mí no. Entonces, ¿quién tiene razón?

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